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Al acercarse la temporada estival son muchos los hogares que se plantean como refrigerar sus espacios, de forma sana, y eficiente, encontrándonos en la dicotomía de elección: ¿Ventilador o Aire acondicionado?

Pues bien cada vez más son los expertos que recomiendan el uso del ventilador frente al aire acondicionado por condiciones principalmente de salubridad y en segunda instancia por el consumo, pero a continuación pasamos a explicar detalladamente los por qués de dicha recomendación:

Casi toda afección versa sobre la calidad del aire por lo que a continuación mostramos una imagen con los factores que influyen en la calidad del aire.

Varios estudios demuestran que las personas que pasan más tiempo en ambientes con aire acondicionado tienen un mayor uso de los servicios de atención médica, ya sea por un leve enfriamiento o resfriado causando así hasta un 20% de los cuadros catarrales o la laringitis en verano o por afecciones con mayor complicación como la Legionella, bacteria que puede ubicarse en los filtros del propio aire acondicionado.

Sumándole además otras afecciones altamente vinculadas al uso del aire acondicionado:

  • Enfermedades Infecciosas: Debido a que los aires acondicionados secan los conductos nasales, pueden causar irritación en las membranas mucosas y secar el moco, moco que usualmente tiene una función protectora frente a enfermedades infecciosas que podemos contraer por vías nasales
  • Problemas Respiratorios o de garganta: Los síntomas respiratorios afectan a los ojos, la nariz y la garganta. El aire frío también puede afectar la vía aérea por debajo de las cuerdas vocales e irritar la mucosa bronquial con desafortunadas consecuencias que pueden ir desde una simple ronquera a problemas más complejos.
  • Alto consumo energético de él que el aire acondicionado hace acopio, disparándose nuestra factura de la luz .
  • Deshidratación: las tasas de deshidratación son más altas en las habitaciones con aire acondicionado. Pues el aire acondicionado aspira demasiada humedad en la habitación y no tenemos cuidado en hidratarnos, ni sensación de sed.
  • Dolores de cabeza y migraña, esto se debe a que los niveles de calidad del aire tienden a bajar con el uso de aires acondicionados acarreando esta consecuencia.
  • Asma y alergias, se hacen más presentes con el uso de estos dispositivos.
  • Piel seca, al igual que el ambiente nuestra piel también padece los efectos originados por la deshidratación del ambiente que provocan los aires acondicionados.
  • Ojos secos, los ojos se resienten y al igual que la piel, y las vías respiratorias, también se deshidratan teniendo que recurrir a incomodos colirios .

Además de estos riesgos que atañen a la salud encontramos incómodas molestias como la sensación de letargo que pueda dejarnos, la sudoración o el mareo.

Frente a esta opción se presenta la opción clásica del ventilador que es recomendable en tanto en cuanto no presenta riesgo alguno para la salud, más que en el peor de los casos, sequedad en los ojos si situamos el ventilador de forma directa frente a nuestros ojos.

Así mismo, y como es innegable el consumo energético del ventilador es infinitamente menor que el de los aires acondicionados, resultando este la opción más económica ya no solo en cuanto a precio, que por lo general también sucede así, sino también en cuanto a su consumo.

Finalizando este artículo en defensa por tanto del uso del ventilador, y situando este como una de las mejores opciones a la hora de refrigerar nuestro hogar de forma saludable y sostenible.

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